La presidenta, Xiomara Castro, asistió este sábado a la ceremonia fúnebre del papa Francisco en el Vaticano, representando al pueblo y al gobierno hondureño para rendir homenaje a su legado en la defensa de los menos favorecidos.
En un ambiente conmovedor, alrededor de 200 mil fieles se congregaron en la Plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliación para despedir al Santo Padre. La mandataria hondureña formó parte de una delegación internacional de 170 representantes, que incluyó 50 jefes de Estado, diez monarcas y representantes de diez organismos internacionales.
La misa de exequias, que se extendió por aproximadamente dos horas, culminó con el traslado del cuerpo del papa Francisco en una carroza descubierta hasta la Basílica de Santa María la Mayor del Vaticano, donde fue sepultado.
“Nos despedimos del papa Francisco en el lugar donde lo conocimos. El amor se sentía en cada rostro: niños, jóvenes, mujeres, hombres, todos unidos por la gratitud y la esperanza que él sembró. Era un adiós lleno de oraciones, de besos al cielo, de padres hablando a sus hijos sobre cómo él nos enseñó a amar a los pobres, a los olvidados, a los que más necesitan”, expresó la presidenta Castro desde Ciudad del Vaticano.
La mandataria también recordó el encuentro que tuvo con el papa en octubre de 2022, en el que ambos establecieron “un contacto emocional”, según el canciller Eduardo Enrique Reina. Durante aquella reunión, el pontífice recomendó a la jefa de Estado impulsar cooperativas para apoyar a los sectores más vulnerables, una iniciativa que posteriormente se tradujo en el desarrollo de cajas rurales en Honduras.
Castro estuvo acompañada en la ceremonia por su secretario privado, Héctor Manuel Zelaya; el canciller Enrique Reina y miembros de la legación diplomática hondureña en la Santa Sede. Durante su estancia en el Vaticano, la presidenta también sostuvo conversaciones con diversos dignatarios presentes en el funeral.
Con su asistencia a las exequias, Xiomara Castro honró la memoria del papa Francisco, quien falleció el pasado lunes a los 88 años, dejando un legado de compromiso con los pobres, los migrantes y las víctimas de injusticia social.