La presidenta Xiomara Castro inauguró este martes la reconstrucción de la Escuela Experimental de Niños para la Música, ubicada en la colonia Hato de Enmedio, como parte de una jornada de entregas de infraestructura social. Durante el evento también se habilitó la cancha número 72, y minutos después, la número 73 en la colonia Óscar A. Flores.
Ambas obras forman parte del plan de recuperación de espacios públicos y fomento del deporte impulsado por el Gobierno del Socialismo Democrático. La cancha en Hato de Enmedio tuvo una inversión de 4.4 millones de lempiras, mientras que la de Óscar A. Flores costó 3 millones. Aún quedan pendientes por entregar otras 29 canchas, incluyendo remodelaciones de estadios emblemáticos en La Ceiba, Juticalpa, Catacamas y Choluteca.
Impulso al arte y la cultura
Durante su intervención, la mandataria destacó los avances en materia cultural. “En este país, marcado por tantas desigualdades históricas, donde el arte y la educación fueron durante tantos años vistos como un lujo y no como un derecho, esta escuela representa un acto de liberación”, expresó.
Según datos oficiales, el número de casas de la cultura aumentó de 12 a 50 a nivel nacional, y las bibliotecas públicas pasaron de 15 a 93 en los últimos tres años.
Crítica a líderes religiosos por video manipulado
Castro lamentó que algunos sacerdotes y pastores hayan difundido un video editado del expresidente Manuel Zelaya, fuera de contexto y con fines de desprestigio. “No se puede predicar el amor desde el púlpito y al mismo tiempo ser instrumento de división. La palabra de Cristo es verdad, es compasión, es justicia”, dijo.
Enfatizó que muchos líderes religiosos acompañan al pueblo con respeto y misericordia, pero instó a quienes promueven el odio desde el altar a reflexionar. También defendió la integridad y la espiritualidad de su esposo, a quien describió como resiliente frente a años de persecución política.
Formación cívica y memoria histórica
Finalmente, la presidenta defendió la inclusión del libro sobre el golpe de Estado de 2009, escrito por Zelaya, en la Cátedra Morazánica. “Es un acto de memoria histórica, de formación cívica y defensa de la democracia”, señaló.
“El estudio de nuestra historia más reciente es esencial para formar ciudadanía crítica, informada y consciente”, concluyó.